El 02 de agosto de 2.011 era el día en que iban a tomarse los exámenes para definir a los profesores titulares y adjuntos de la materia.
El 29 de julio anterior fui internado por una neumopatía aguda y debí quedar en reposo hasta el día 04 de agosto.
El día 01 de agosto informe al Decano y al Coordinador vía mail, ya que me encontraba en otra ciudad, mi imposibilidad de asistir al examen y les adjunte mis certificados médicos.
Una secretaria me informa que no me preocupe, que me avisarían cuando me tomarían el examen a mi regreso, una vez que este repuesto y curado.
Cuando me presente el martes 09 de agosto a dar la primera clase del año me informan que decidieron no tomarme el examen y que ya nombraron una profesora titular y un profesor adjunto, por lo que estaba fuera de la cátedra luego de dos años de estar a cargo de la misma como profesor asociado.
Una lástima el manejo irrespetuoso que tuvo conmigo la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales.
Les copio el mal que le envié al Decano de la Facultad a la Directora de la Carrera de Abogacía, del que no tuve contestación:
“Estimado Dr. Consoli,
Estimada Dra. Mizzau,
Cuando en el año 2.009 el Coordinador de la Carrera de Abogacía me consultó si me interesaba hacerme cargo de la cátedra de Derechos Humanos desde la Perspectiva Internacional, la misma estaba sin profesionales por la renuncia de sus cuatro miembros.
Este año, cuando fui invitado a concursar para obtener la titularidad de la materia luego de la reunión que mantuvimos en Río Grande con la Dra. Mizzau, me pareció un reconocimiento a la labor realizada.
Lamentablemente un importante inconveniente de salud me impidió presentarme a rendir el examen oral del concurso, no obstante lo cual envié una nota informando mi imposibilidad y tres archivos con certificados médicos y reservas aéreas a las casillas de correo desde las que me informaron la fecha y hora del examen. Asimismo el día del examen me comunique telefónicamente con la Sra. Oyarzabal, secretaria en Rio Grande de la carrera a los fines de confirmar mi imposibilidad.
En la fecha, cuando me dirigí a comenzar el dictado de clases de la materia en la cual todavía esperaba rendir mi examen de concurso, me informan que ya habían designado un profesor titular y uno adjunto, por lo que no podía dar clases, resultando que los profesores designados por no estar notificados tampoco fueron a dar clases.
Este mail es producto de mi desilusión sobre la absurda situación de urgencia planteada y de la búsqueda de respuesta a la pregunta respecto si realmente debo dar clases de derechos humanos si soy incapaz de expresarme respecto de los derechos que siento me vulneraron.
Mi desilusión se refiere a no poder creer que, aún enviando un certificado médico que hacía referencia a un problema de salud que requirió internación y reposo, y después de dos años con la materia a cargo con excelente relación entre alumnos cursantes y aprobados, no se me haya tomado el examen al que no pude acudir, o no se haya postergado la resolución del concurso, o no se me haya permitido ponerme en relación de igualdad con quienes sí pudieron acceder al examen por gozar de buena salud.
La falta de peso en la balanza del trabajo que durante dos años realice a favor de la Facultad haciéndome cargo de la materia, como lo hice también con Derecho Constitucional Político y Derecho Internacional Público, debido a la voluntad de colaborar ante carencia de profesores, sin faltar a las clases, quitando tiempo a la investigación de mi tesis doctoral, buscando profesores adjuntos para mis materias, preparando bibliografía y manteniendo blogs actualizados para favorecer el intercambio de ideas, también me ha desilusionado.
Por fin, sentir que no se respectaron mis derechos como persona, como profesional a cargo de la materia (en construcción de un profesor), como trabajador y como colaborador de la facultad, derechos todos ellos resguardados por leyes, por la Constitución y por las convenciones y tratados internacionales de derechos humanos que enseño, produce la sensación que conceptos como igualdad, debido proceso, doble instancia, no arbitrariedad o no discrecionalidad pueden ser construcciones vacías que enseñar a los alumnos pero que no tienen la suficiente carnadura para ser utilizadas en la actividad cotidiana.
No está en mi decisión buscar los mecanismos de impugnación de las decisiones de la comisión que decidió ignorarme, el marco del reglamento de concursos de UCES o algún marco mayor que imponga la CONEAU o la Ley de Educación Superior, sino remarcar la falta de respeto con que la Institución ha actuado en referencia a mi persona, aún cuando cada vez que se me solicito colaborar en la solución de una carencia nunca negué mi aporte.
La incorporación masiva de los principios de los derechos humanos a nuestro derecho, que fue una epopeya que comenzó el Dr. Raúl Alfonsín al proponer la incorporación de nuestro país al Pacto de San José de Costa Rica, cuando yo tenía 20 años, es una labor permanente de todos; sé que en los últimos dos años logré que los alumnos de la materia se comprometieran con su entendimiento y su aprehensión, probablemente no eran los únicos que lo necesitaban.
Atentamente.”
Bueno, punto final para el tema.
Ahora me voy a dedicar full time a terminar mi tesis de doctorado.
El blog va a seguir funcionando para todo aquel que lo quiera utilizar como consulta, sin relación alguna con la cátedra, manteniendo su nombre ya que en el mismo no se expresa específicamente relación alguna con la cátedra a la que he dejado de pertenecer.
Saludos.
GGC
